
La vida nueva en el Espíritu no significa únicamente vida interior de piedad y oración.
La verdad de Dios genera en nosotros un estilo de vida nuevo, enfrentado al estilo de vida que brota de la mentira y el egoísmo.
Mama Antula, mujer sobresaliente que universaliza la santiagueñidad.
General - Comunidades Eclesiales30/08/2022Resulta necesario considerar las denominaciones utilizadas para nombrar a nuestra sobresaliente mujer santiagueña, Mama Antula, porque las palabras denotan intencionalidades, muchas, con intencionalidades o deseos de apropiación, de este patrimonio que es de todos y todas.
Ya resulta inequívoco, llamarla Mama Antula, porque es la denominación realizada por el pueblo sencillo, el que la “canonizó”, anticipadamente, más allá de los procesos canónicos; reconociéndole que en su obrar denotaba la presencia maternal de Dios, por ello, es la santa popular.
Llamarla Mama Antula, es ubicarla entre las mujeres bautizadas, sin que fuese una religiosa ni pretendiera serlo, sólo una sencilla ”beata” que vivía en una comunidad de mujeres, asumiendo su compromiso bautismal; y así, situándose en lo tangencial o en la periferia del clericalismo eclesial. Podríamos decir, que resulta su vida, dentro de la iglesia, un modelo para el laicado actual, que reniega del clericalismo imperante en la vida de la iglesia, y que (muchos) se ven tentados a renegar de la comunidad de fe, hoy sólo sostenidos por el gran amor a Jesús de Nazareth, y su adhesión a la construcción del Reino de Dios.
La denominación: María Antonia de San José, más allá de ser, el elegido por María Antonia de Paz y Figueroa, dejando de lado el de su familia con cierta ascendencia social, tiene un sustrato “católico”, circunscripto a la Iglesia Apostólica Romana. Es por ello, que llamarla, aún hoy, “Sor” María Antonia de Paz y Figueroa, denota una reiteración de un error histórico, ya que nuestra Mama Antula no fue una religiosa, no fue parte de ninguna congregación religiosa, decirle “Sorella” (hermana) o anteponerle su apócope “Sor”, resulta una manifestación de una ignorancia o una pretensión de sostener una mirada empobrecida de la vida laical.
Muchas dirán, que era una “laica consagrada”, tal vez, deseando crear un status clerical del laicado, Mama Antula es una cristiana en el mundo o una mundana en la vida de la iglesia, que asumió su compromiso bautismal, reconociéndose y asumiendo el más bajo escalón de la vida eclesial, como “una mujer ruín”. En el siglo XVIII, sólo era reconocida como una “fiel” cristiana, sólo su fidelidad la sostenía en la iglesia, por ello, la obediencia a la jerarquía preconciliar –digo al Concilio Vaticano II- que en la práctica se le exigía, y en la reiteración de los pedidos de autorizaciones para poder realizar su apostolado laical, es un claro ejemplo.
El pueblo, el pueblo de Dios, que camina en Santiago del Estero, en la Argentina, no reniega de las muchas denominaciones, pero, si reconoce que la denominación: Mama Antula, nos permite universalizarla para que sea la mujer sobresaliente, expresión de la santiagueñidad, no sólo de la familia Paz y Figueroa, ni de la iglesia, sino que nos permita una fraternidad mayor, sin aparcelamientos o apropiaciones, que desnudan intencionalidades mezquinas.
Mama Antula, es un sujeto eclesial único, como el que reclama el Papa Francisco, para el laicado del tercer milenio, “sujeto” eclesial, propiciador de acciones pastorales en el mundo, asumiendo plenamente una vida de discípulo y misionero.
Mama Antula, es un sujeto político único, que promueve a los descartados sociales, desde la pretensión de alcanzar la justicia social, para con las mujeres, prostitutas, miembros de los pueblos originarios, los negros, los pobres, los presos y los enfermos.
Mama Antula Santiagomanta, es mama no sorella, es expresión de la maternidad divina, es el rostro femenino de Dios, que es Padre y es Madre, que nos conduce a la unidad y la fraternidad,a la gran familia humana. Es la mama de todos y todas, para todos y todas. No seamos, la “aduana” de la gracia, que Dios desparrama a través de esta gran mujer.
La verdad de Dios genera en nosotros un estilo de vida nuevo, enfrentado al estilo de vida que brota de la mentira y el egoísmo.
Bendecir es aprender a vivir desde una actitud básica de amor a la vida y a las personas. El que bendice vacía su corazón de otras actitudes poco sanas como la agresividad, el miedo, la hostilidad o la indiferencia.
El cristiano está llamado también a vivir sanando esta cultura. No es lo mismo ganar dinero sin escrúpulo alguno que desempeñar honradamente un servicio público, ni es igual dar gritos a favor del terrorismo que defender los derechos de cada persona.
Una comunidad basada en la «amistad cristiana» enriquecería y transformaría hoy a la Iglesia de Jesús. La amistad promueve lo que nos une, no lo que nos diferencia. Entre amigos se cultiva la igualdad, la reciprocidad y el apoyo mutuo.
Jesús no impone nada. No fuerza a nadie. Llama a cada uno «por su nombre». Para él no hay masas. Cada uno tiene nombre y rostro propios.
El «miedo» puede paralizar la evangelización y bloquear nuestras mejores energías. El miedo nos lleva a rechazar y condenar. Con miedo no es posible amar al mundo.
"...vengo a ustedes como un hermano que quiere hacerse siervo de su fe y de su alegría, caminando con ustedes por el camino del amor de Dios, que nos quiere a todos unidos en una única familia".
El cristiano está llamado también a vivir sanando esta cultura. No es lo mismo ganar dinero sin escrúpulo alguno que desempeñar honradamente un servicio público, ni es igual dar gritos a favor del terrorismo que defender los derechos de cada persona.
Sólo un amor comprometido como fuerza lógica y mancomunada puede contrarrestar la sin-razón de un proyecto odio-violencia.
Bendecir es aprender a vivir desde una actitud básica de amor a la vida y a las personas. El que bendice vacía su corazón de otras actitudes poco sanas como la agresividad, el miedo, la hostilidad o la indiferencia.
La verdad de Dios genera en nosotros un estilo de vida nuevo, enfrentado al estilo de vida que brota de la mentira y el egoísmo.