El Padre y Jesús nos sueñan discípulos.

Jesús quiere crear comunidad con todos y todas, alejemos de nosotros todo lo que dañe la vida de la comunidad elegida por Jesús, todo lo que  no sume y no haga más que crear división.

General - Comunidades Eclesiales22/01/2023Mario Daniel FregenalMario Daniel Fregenal
Luz en las tinieblas

Este domingo, 3° del Tiempo durante el año, llamado "de la Palabra", dejamos la atmósfera de lo bautismal de los anteriores, junto con la compañia de Juan el Bautista, salteamos el evangelio de las tentaciones y empezamos a escuchar la predicación de Jeús, Palabra de Padre Bueno.

"Cuando Jesús se  enteró de que Juan el Baustista, había sido arrestado, se retiro a Galilea. Y dejando Nazareth, se estableció en Cafarnaúm, a orillas del lago, en los confines de Zabulón y Neftalí, para que se cumpliera lo que había sido anunciado por el profeta Isaias". El Hijo amado, la Palabra definitiva del Padre, después del bautismo,  se sabe lleno de Dios, a quien siente muy hondamente Papá suyo, su Abbá, y hace de esta experiencia tan esencialmente suya, el mejor anuncio para nosotros. Para esto, no se diirige a una ciudad importante, ni a la capital. Enterado de la cárcel del admirado bautista, Jesús decide retirarse para comenzar desde lo que no cuenta, desde la región más olvidada, incluso despreciada, en la que la mayoria de sus habitantes eran  campesinos, comerciantes, pescadores, a quienes les costaba el cumplimiento de la ley, por su misma marginalidad y pobreza, junto a su vecindad a los pueblos paganos. Allí inicia la mejor noticia para nosotros.

En Jesús y su terca opción de ir hacia los margenes, se da cumplimiento a la profecia de Isaias, que leimos en la primera lectura. " El pueblo que se hallaba en tinieblas vió una gran luz, sobre los que vivían en las oscuras regiones de la muerte, se levantó una luz". ¿Qué rostros se aparecen con estas palabras?

Que podamos pensarnos nosotros a la luz de la opción vital de Jesús. Aquellos cuya vida sienten oscuras, sea por tristeza, por pecado, por marginación, duelo o por distintos motivos, los que están atravesando en su caminar tinieblas, y les esta costando ver un norte, un horizonte, una señal para seguir, son los principales destinatarios de la predicación de Jesús y por quienes Él lo dará todo.

Jesús rostro del Padre, vino a iluminar con su Palabra Hijo, nuestro caminar humano, y lo hace desde el margen para que entren todos y nadie quede afuera. "Él decide caminar con nosotros y nuestro límite". ¡Que seamos su Iglesia, siempre en dirección hacia la periferia de todo tipo!.

"Vengan detrás de mí (literal) y yo los haré pescadores de hombres". A diferencia del bautista, los profetas y tantos personajes del Antiguo Testamento, Jesús no siente que su misión sea en solitario. El Dios que lo habita reclama ser compartido en gesto y palabras en comunidad; para lo cual, se acerca a la vida del pueblo, a su trabajo cotidiano, a la lucha por ganar el pan de cada día, y elige impensadamente, a rudos pescadores, sin formación.

Cuando la mayoria de los Maetros de su tiempo, esperaban que se le acerquen posibles candidatos a discipulos para admitirlos en su discipulado: Jesús rompe el molde y Él quien llama a los suyos a ir tras suyo. Cuando tenía todo para considerarse superior a los demás. Jesús de su certeza profunda de saberse Hijo amado, quiere crear comunidad de hermanos y hermanas, y compartir la vida con aquellos pobres hombres, habitantes de la Galilea de los paganos; pero de un corazón generoso e incondicional, reflejado en la respuesta inmediata del Evangelio de hoy. ¡Cuánto habrá sido la atracción de Jesús! ¡Cuántas entendibles resistencias por vencer en el corazón de sus discípulos a lo largo de todo el camino! ¡Cómo Dios, para reinar, puede contar puede contar con alquien tan pecador como nosotros! Porque en el llamado a ser comunidad de Jesús entran todo tipos de personas.

Además, y por sobre todo, pensandonos desde los pescadores, cuánto habrá sido su alegría de ser elegidos por ese Maestro del que tanto se habla, que tanto defiende a los humildes, y cuya libertad y sabiduría, no pueden más que provenir de Dios. A caminar con Él, sin poder ofrecerle más que su pobreza y disponibilidad, Jesús quiere crear comunidad con todos y todas, alejemos de nosotros todo lo que dañe la vida de la comunidad elegida por Jesús, todo lo que  no sume y no haga más que crear división. Jesús nos pensó a todos y todas sus discípulas y discípulos, ese es el sueño del Padre.

En Jesús, Palabra reveladora del Padre, encontramos todo lo que Éste quiere decirnos. Por eso el evangelio de hoy resume al final: "Jesús recorría toda la Galilea, enseñando en las sinagogas, proclamando la Buena Noticia del Reino y sanando todas las enfermedades y dolencias de la gente". Toda su vida será recorrer, enseñar y sanar. Desplazarse hacia los cuatro vientos; entre la gente más postergada, para compartir su saberse Hijo amado, y tratando que la gente viva mejor, más libre, sin ninguna esclavitud que afecte la dignidad que el Padre soñó para todos.

Al comienzo de este año litúrgico, y en este domingo de la Palabra, que podamos proponernos abrazar cada vez más a su enseñanza toda, amasada en lo profundo de su corazón con gestos y palabras: "Conviertanse, porque el Reino de los Cielos esta cerca"; es un anuncio con rasgos de súplica, de un corazón amante: vuelvan, cambien, regresen, densen vuelta hacia mi Padre y su Reino, es lo único que deben hacer. Él se nos acerco gratuitamente para caminar con nosotros y hermanarnos, coviertanse y abracen su llamado a caminar conmigo como discípuos y discípulas".

Aceptemos la invitación de Jesús. Que, como sus primeros discípulos, nada postergue nuestro si pleno. Nadie se puede sentir exluido, porque la comunidad discipular se forma con los que sentían que no podían ofrecer nada; ningún rincón oscuro de juestra vida, ninguna situación limite puede excusarnos  decir nuestro si, porque Jesús quiso comenzar con los que no cuentan, desde sus margenes personales, de pecado y exclusión, para trasnformarlos, en el camno, y encenderlos en el mejor anuncio. El Padre y Jesús nos sueñan discípulos. Ánimo.

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