
“Alégrense”. La muerte no tiene la última palabra, sino la Vida
La Pascua colma nuestras búsquedas. Basta que nos dejemos mover por el amor, la urgencia y el creer.
La Pascua colma nuestras búsquedas. Basta que nos dejemos mover por el amor, la urgencia y el creer.
Le pedimos a Dios que su Espíritu nos ayude a abrir el corazón y nuestro hogar, nuestra cotidianeidad, la vida de nuestras familias, para que Jesús pase a compartir con nosotros y nos ayude a hacernos pan para los demás.
Este Jesús-Dios, esta Vida eterna, se expresa y se nos comunica en el amor, en una amistad entrañable que genera amigos.
Pidamos a Jesús, ser una Iglesia cuyas palabras, esten respaldadas por sus actos; que haga más de lo que diga; así como Jesús con el ciego, una Iglesia que se haga cargo de las heridas y las cegueras de sus hermanos,
El encuentro con su persona no nos deja igual, nos hace misión, Iglesia en salida, manantial que busca saciar a los sedientos del camino a traves del mejor anuncio: ¡Él nos está buscando!
"contemplen sus gestos, su paciencia, su compasión, su abrazo y cercanía, que son los míos; abracen su entrega amorosa, porque ahí esta la Gloria que juntos queremos revelarles".
En Él, podremos vencer con su gracia toda tentación y seremos más hijos e hijas suyos, más libres y felices.
Vivir el Espíritu de las bienaventuranzas es testimoniar que estamos habitados, que su luz es lo que nos hace brillar, que la gloria es para el Padre que hace de nuestros límites y fragilidades, instrumentos de su Reino de vida plena y feliz.
Jesús quiere crear comunidad con todos y todas, alejemos de nosotros todo lo que dañe la vida de la comunidad elegida por Jesús, todo lo que no sume y no haga más que crear división.
¡Necesitamos tanta hermandad! Ahí está el cielo presente entre nosotros, ése es el Reino que anunció Jesús: Dios Padre-Madre y nosotros hermanas y hermanos con Él y entre nosotros, desde los pobres.
¡Gracias, María, por ser rostro de Dios para Jesús! Ayudanos a ser Iglesia fiel y discípula, que, habitada por el Espíritu de tu Hijo, refleje los rasgos buenos del rostro del Padre a aquellos que necesitan marchar a una vida más libre, feliz y hermanada. ¡Dios nos regale un bendecido 2023!
Hoy nos ha nacido el Salvador, en la extrema pobreza para que nadie se sienta indigno, y para que siempre busquemos dar lugar a tanto Dios escondido.
La identidad de este niño-Dios que está por nacer nos incluye. El plan nuevo de Dios, su reino iniciado en Jesús, que lleva a la plenitud la historia de salvación; nos sigue involucrando. Dios sigue contando con nosotros.
¡Que necesario es narrar la propia experiencia de Dios! Lo que Jesús hizo en mi historia, y en la de los demás. ¡Somos sus testigos!
Nuestra conversión, no es condición necesaria para el Reino sino para nosotros. Dios viene a reinar, ¡es la mejor noticia, lo mejor que nos puede pasar!,
Dispongamos el corazón para el encuentro, para ser más fiel discípulo, para revestirlo de Jesús.
La gran tentación de Jesús y de todo discípulo es la de pretender una salvación sin el compromiso con el otro, salvarnos nosotros pero perdernos en nuestro ser misión.
Somos Templo de su Espíritu Santo, somos Iglesia, somos Jesús para muchos y muchas que necesitan de Él. ¡Somos sagrados! ¡Gracias Jesús por hacerte uno con nosotros y en nosotros!
La fiesta del Reino comienza acá y, más allá de lo distinto que será, tiene mucho que ver con lo que hacemos cada día, cómo nos comportamos entre nosotros, cómo seguimos a Jesús.
Jesús quiere entrar en intimidad con nosotros, conocernos, ser parte de nuestras cosas, de nuestra cotidianidad, de nuestra historia con sus luces y sombras, y nuestro día a día.
Puedo confiarme sólo a su misericordia y pedirle perdón porque todavía no soy aquello a lo que Él me llama, y así, consciente de mi barro, valore los intentos de aquellos que buscan cambiar y ser mejores aunque les cueste.
Pidamos una oración que sea manantial al que vamos a beber, brisa ante la que respiramos, diálogo y silencio ante quien está feliz que estemos con Él.
Nosotros le perdimos cariño al camino, somos más amigos de los resultados, queremos que suceda todo inmediatamente, y Jesús nos invita a valorar el camino como lugar de encuentro, sanación, vida abrazada, ofrecida y compartida, Reino en plenitud.
Sigamos a Jesús, camino hacia el Padre y hacia nosotros. Y que nosotros al escucharlo y contemplarlo, nos haga también encontrarlo a nuestro alrededor, muchas veces ulcerado y tirado a nuestra puerta.
"...vengo a ustedes como un hermano que quiere hacerse siervo de su fe y de su alegría, caminando con ustedes por el camino del amor de Dios, que nos quiere a todos unidos en una única familia".
El cristiano está llamado también a vivir sanando esta cultura. No es lo mismo ganar dinero sin escrúpulo alguno que desempeñar honradamente un servicio público, ni es igual dar gritos a favor del terrorismo que defender los derechos de cada persona.
Sólo un amor comprometido como fuerza lógica y mancomunada puede contrarrestar la sin-razón de un proyecto odio-violencia.
Bendecir es aprender a vivir desde una actitud básica de amor a la vida y a las personas. El que bendice vacía su corazón de otras actitudes poco sanas como la agresividad, el miedo, la hostilidad o la indiferencia.
La verdad de Dios genera en nosotros un estilo de vida nuevo, enfrentado al estilo de vida que brota de la mentira y el egoísmo.