
Dios, que es un Padre compasivo, atento a los más indefensos.
Los pobres no están abandonados a su suerte. Dios no es sordo a sus gritos. Está permitida la esperanza. Su intervención final es segura.
...cuando se vean rechazados por la sociedad, sapan que Dios los acoge; cuando nadie les perdone su indignidad, sientan el perdón inagotable de Dios. No lo merecen. No lo merecemos nadie. Pero Dios es así: amor y perdón.
General - Comunidades Eclesiales26/10/2025
José Antonio Pagola
PARA INACEPTABLES
Hay una frase de Jesús que sin duda refleja una convicción y un estilo de actuar que sorprendieron y escandalizaron a sus contemporáneos: «No tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos... Yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores». El dato es histórico: Jesús no se dirigió a los sectores piadosos, sino a los indignos e indeseables.
La razón es sencilla. Jesús capta rápidamente que su mensaje es superfluo para quienes viven seguros y satisfechos en su propia religión. Los «justos» apenas tienen sensación de estar necesitados de «salvación». Les basta la tranquilidad que proporciona sentirse dignos ante Dios y ante la consideración de los demás.
Lo dice gráficamente Jesús: a un individuo lleno de salud y fortaleza no se le ocurre acudir al médico. ¿Para qué necesitan el perdón de Dios los que, en el fondo de su ser, se sienten inocentes?, ¿cómo van a agradecer su amor inmenso y su comprensión inagotable quienes se sienten «protegidos» ante él por la observancia escrupulosa de sus leyes?
El que se siente pecador vive una experiencia diferente. Tiene conciencia clara de su miseria. Sabe que no puede presentarse con suficiente dignidad ante nadie; tampoco ante Dios; ni siquiera ante sí mismo. ¿Qué puede hacer sino esperarlo todo del perdón de Dios? ¿Dónde va a encontrar salvación si no es abandonándose confiadamente a su amor infinito?
Yo no sé quién puede llegar a leer estas líneas. En estos momentos pienso en los que se sienten incapaces de vivir de acuerdo con las normas que impone la sociedad; los que no tienen fuerzas para vivir el ideal moral que establece la religión; los que estan atrapados en una vida indigna; los que no se atreven a mirar a los ojos a su esposa ni a sus hijos; los que salen de la cárcel para volver de nuevo a ella; las que no pueden escapar de la prostitución... No lo olviden nunca: Jesús ha venido para ustedes.
Cuando se vean juzgados por la Ley, sientanse comprendidos por Dios; cuando se vean rechazados por la sociedad, sapan que Dios los acoge; cuando nadie les perdone su indignidad, sientan el perdón inagotable de Dios. No lo merecen. No lo merecemos nadie. Pero Dios es así: amor y perdón. Ustedes lo pueden disfrutar y agradecer. No lo olviden nunca: según Jesús, solo salió limpio del templo aquel publicano que se golpeaba el pecho diciendo: «¡Oh, Dios!, ten compasión de este pecador».

Los pobres no están abandonados a su suerte. Dios no es sordo a sus gritos. Está permitida la esperanza. Su intervención final es segura.

"La familia es el primer espacio de contención, de escucha, de ternura. Es allí donde aprendemos a compartir, a cuidar, a resistir juntos",

Para vivir de manera agradecida es necesario reconocer la vida como buena; mirar el mundo con amor y simpatía; limpiar la mirada cargada de negativismo, pesimismo o indiferencia para apreciar lo que hay de bueno, hermoso y admirable en las personas y en las cosas.

...nada hay más urgente y decisivo para los cristianos que poner a Jesús en el centro del cristianismo, es decir, en el centro de nuestras comunidades y nuestros corazones.

Esta parábola es la crítica más implacable de Jesús a la indiferencia ante el sufrimiento del hermano.

Si uno vive subyugado por el Dinero, pensando solo en acumular bienes, no puede servir a ese Dios que quiere una vida más justa y digna para todos, empezando por los últimos.

...nada hay más urgente y decisivo para los cristianos que poner a Jesús en el centro del cristianismo, es decir, en el centro de nuestras comunidades y nuestros corazones.

Para vivir de manera agradecida es necesario reconocer la vida como buena; mirar el mundo con amor y simpatía; limpiar la mirada cargada de negativismo, pesimismo o indiferencia para apreciar lo que hay de bueno, hermoso y admirable en las personas y en las cosas.

"La familia es el primer espacio de contención, de escucha, de ternura. Es allí donde aprendemos a compartir, a cuidar, a resistir juntos",

Los pobres no están abandonados a su suerte. Dios no es sordo a sus gritos. Está permitida la esperanza. Su intervención final es segura.

...cuando se vean rechazados por la sociedad, sapan que Dios los acoge; cuando nadie les perdone su indignidad, sientan el perdón inagotable de Dios. No lo merecen. No lo merecemos nadie. Pero Dios es así: amor y perdón.