MAMA ANTULA, ENTRE SUS AFIRMACIONES  Y LOS RELATOS POSTUMOS

No se puede insinuar que ella miente o que desconocía lo que afirmaba.

General - Comunidades Eclesiales04/04/2024 Rubén Oscar Valdez
Mama Antula con Manuelito
Mama Antula con Manuelito

La adhesión de fe a la persona de Mama Antula, supone aceptar de gran manera todas sus afirmaciones dadas, que se encuentran documentadas en sus epístolas y en su testamento. Creerle a ella, porque es modelo de santidad, reconocida por la Iglesia Católica y porque su verdad, está fundada en la “indiferencia ignaciana”, en la libertad absoluta de intereses, sólo deseosa de cumplir la voluntad de Dios.

Hoy Mama Antula, despierta admiración, inquieta el deseo de aprender, de aprehenderla, generando una búsqueda constante de relatos y narrativas novísimas, de “investigadores” y “divulgadores” que construyen afirmaciones sobre la santa santiagueña, que se aceptan algunas, pero que otras, al tener falacias resultan, incomprensibles.

Personalmente, uno lee y escucha con atención, a todos los propagadores de la vida y la obra de María Antonia de Paz y Figueroa o María Antonia de San José (nuestra Mama Antula), que posibilitan la construcción de conocimientos a partir de los relatos póstumos que divulgan sobre esta mujer santa. 

La atención se centra, muchas veces, en afirmaciones que contienen los relatos “fundamentados en la oralidad”, que sostenidos sin cuestionarlos resultan inverosímiles, y que dañan la posibilidad de conocer a Mama Antula. Aceptar que “camino descalza”, que “medía 1,90 metros”, y que “se enfrentó a un tigre en el camino”; así también, que “vivía a la vera de la ruta”, que “nació en Villa Silípica” o “Matará”, que era “Sor María Antonia de Paz y Figueroa”, y “sus ojos eran de color turquesa” y  finalmente, que “nació el día 11 de febrero de 1730”, resulta una tarea a indagar, de dónde salen tamañas afirmaciones?.

Los relatos orales, indocumentados, muchos de ellos sostenidos sin cuestionarlos, resultan contrarios entre sí; afirmar que nació en Villa Silípica con el argumento de que la tradición oral así lo sostiene, y al no contar con un certificado de bautismo, se puede seguir sosteniéndose tal afirmación; pero, cómo se llega a señalar que nació el 11 de febrero de 1730, ante la ausencia del documento eclesial?.La tradición oral no puede sostener afirmaciones y relatos inverosímiles. 

Mama Antula, afirma en su testamento que nació en Santiago del Estero, la ciudad Madre de Ciudades, no se puede soslayar esta afirmación, por lo que resulta incomprensible los relatos sobre el lugar de nacimiento contrariándola a ella misma. Tal vez ella no tenía una copia de su acta de bautismo en mano, pero no se puede insinuar que ella miente o que desconocía lo que afirmaba.

Cabe resaltar que los textos de la vida los santos y las santas tienen un formato y un estilo particular, que si no se conocen puede uno a incurrir a sostener como verosímil algo que no lo es, ya que la narración tiene una intencionalidad definida, resaltar lo sobrenatural de las personas santas. 

En los tiempos que vivimos, en lo dinámico y veloz de los medios de comunicación social, las urgencias personales no pueden llevarnos a realizar actos imprudentes, a realizar afirmaciones “falaces” que pueden costarnos la credibilidad; los que creemos en Mama Antula, sólo debemos aceptar sus afirmaciones dadas, como una verdad desde la cual podemos indagar en profundidad para conocerla y amarla más. 

“Mama Antula, creo en ti, como una obra de Dios, donde tu entrega generosa desde la indiferencia ignaciana, nos permite descubrir que señalas una camino de santidad, para vivir en la verdad de los Hijos de Dios”.

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