
La vida nueva en el Espíritu no significa únicamente vida interior de piedad y oración.
La verdad de Dios genera en nosotros un estilo de vida nuevo, enfrentado al estilo de vida que brota de la mentira y el egoísmo.
El Santo Padre Francisco, haciendo una importante reparación en la historia eclesiástica, ha decidido trasladar a Santiago del Estero la Sede Primada de la República Argentina.
General - Comunidades Eclesiales23/07/2024La Diócesis de Santiago del Estero será Sede Primada de la Argentina, fue la noticia de recorrió todos los medios periodísticos, en el día de la fecha, en la semana que la Ciudad madre de ciudades celebra sus 471 años. Santiago del Estero, es también, madre en la tarea evangelizadora, madre de diócesis dirán algunos.
Ya lo señalaba Mons. Jorge Bergoglio: “que en justicia debería ser la Diócesis Primada del País”, así lo hacía, el hoy Papa Francisco, cuando fue partícipe de la ordenación episcopal de Mons. Ariel Torrado Mosconi, quien fuese Obispo Auxiliar, en la Diócesis de Santiago del Estero.
Lo primero que se informó es que se transfiere “el título de Primada de la Argentina de la Sede Metropolitana de Buenos Aires a la Sede de Santiago del Estero”, agregándose, a norma del canon N°438 del Código de Derecho Canónico; asimismo, conceder, el título de arzobispo al obispo pro tempore de la misma Sede de Santiago del Estero.
Ahora bien, el canon N°438, señala que: “Aparte de la prerrogativa honorífica, el título de Patriarca o el de Primado no lleva consigo en la Iglesia latina ninguna potestad de régimen, a no ser que en algún caso conste otra cosa por privilegio apostólico o por costumbre aprobada”.
Lo segundo que se señala es que, se “eleva la Sede diocesana de Santiago del Estero al grado y dignidad de Sede Arzobispal, permaneciendo como sufragánea de la Sede Metropolitana de Tucumán”. La provincia eclesiástica de Tucumán, no se modifica, quienes la integran: Añatuya, Concepción y Santiago del Estero, como sufragáneas, es decir, en dependencia.
El Código de Derecho Canónico establece que, para promover una acción pastoral común en varias diócesis vecinas, según las circunstancias de las personas y de los lugares, y para que se fomenten de manera más adecuada las recíprocas relaciones entre los obispos diocesanos, las Iglesias particulares se agrupan en provincias eclesiásticas delimitadas territorialmente, y presididas por el metropolitano o arzobispo de la sede que da nombre a la respectiva provincia eclesiástica.
En consecuencia, se deroga, el Decreto de la Sagrada Congregación Concistorial Cum ecclesiastica provincia Bonaërensis, del 29 de enero de 1936, con el cual se confería, al Arzobispo, pro tempore, de Buenos Aires el título de Primado de la Argentina.
El argumento central es “la decisión papal del traslado tiene su fundamento histórico en el hecho de que en 1570 San Pío V creó la entonces llamada Diócesis del Tucumán, con sede en lo que hoy es la antigua ciudad de Santiago del Estero”. Así también, “el Papa Francisco nos invita a la verdad histórica, no le gusta que las cosas históricas no sean respetadas verdaderamente”, dice el P. Alejandro Russo.
La verdad nos hará libres, la Palabra de Dios nos señala, y en el comunicado de los obispos de Santiago del Estero y de Buenos Aires, se remarcó, una profunda alegría de vivir en la verdad, que siempre nos hace libres y además como una invitación a tener una mirada integradora y federal, en el territorio nacional, aún desde la estructura eclesial.
Toda reparación es un acto o hecho de hacer enmienda, esto implica la intención de restaurar las cosas a su condición de normalidad y pureza, a cómo estaban antes de que algo malo fuese hecho. El Papa Francisco, es el Pastor que se encuentra restaurando la iglesia, desde los pequeños gestos, el Pueblo de Dios, vive una renovación desde el evangelio.
Gracias, Francisco. Dios te cuide y proteja, y la Virgen Madre, te acompañe. Santa Mama Antula. Ruega por nosotros.
La verdad de Dios genera en nosotros un estilo de vida nuevo, enfrentado al estilo de vida que brota de la mentira y el egoísmo.
Bendecir es aprender a vivir desde una actitud básica de amor a la vida y a las personas. El que bendice vacía su corazón de otras actitudes poco sanas como la agresividad, el miedo, la hostilidad o la indiferencia.
El cristiano está llamado también a vivir sanando esta cultura. No es lo mismo ganar dinero sin escrúpulo alguno que desempeñar honradamente un servicio público, ni es igual dar gritos a favor del terrorismo que defender los derechos de cada persona.
Una comunidad basada en la «amistad cristiana» enriquecería y transformaría hoy a la Iglesia de Jesús. La amistad promueve lo que nos une, no lo que nos diferencia. Entre amigos se cultiva la igualdad, la reciprocidad y el apoyo mutuo.
Jesús no impone nada. No fuerza a nadie. Llama a cada uno «por su nombre». Para él no hay masas. Cada uno tiene nombre y rostro propios.
El «miedo» puede paralizar la evangelización y bloquear nuestras mejores energías. El miedo nos lleva a rechazar y condenar. Con miedo no es posible amar al mundo.
"...vengo a ustedes como un hermano que quiere hacerse siervo de su fe y de su alegría, caminando con ustedes por el camino del amor de Dios, que nos quiere a todos unidos en una única familia".
El cristiano está llamado también a vivir sanando esta cultura. No es lo mismo ganar dinero sin escrúpulo alguno que desempeñar honradamente un servicio público, ni es igual dar gritos a favor del terrorismo que defender los derechos de cada persona.
Sólo un amor comprometido como fuerza lógica y mancomunada puede contrarrestar la sin-razón de un proyecto odio-violencia.
Bendecir es aprender a vivir desde una actitud básica de amor a la vida y a las personas. El que bendice vacía su corazón de otras actitudes poco sanas como la agresividad, el miedo, la hostilidad o la indiferencia.
La verdad de Dios genera en nosotros un estilo de vida nuevo, enfrentado al estilo de vida que brota de la mentira y el egoísmo.