En Santa Mama Antula la canonización popular es anterior a la canonización eclesial

¡Tarde te amé,  hermosura tan antigua y tan nueva, tarde te amé! Agustín de Hipona.

General - Comunidades Eclesiales16/02/2025Magis ComunicaciónMagis Comunicación
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Pensar en tiempos seculares cuestiones religiosas, es poner el acento en instituciones eclesiales que se piensan y viven “su tiempo” como novedosos, únicos, y que dependen de ellas. Esto imposibilita que se reconozcan como una “iglesia sinodal”, expresión que desea caracterizar a la iglesia desde el concepto de sínodo, señalando “el camino que recorren juntos los miembros del Pueblo de Dios”.

El tiempo de Dios?. La gracia de Dios?; sólo es distinguido por el pueblo sencillo que Él guía en su caminar juntos, la gracia la viven en la cotidianeidad, ya que sostiene su fe y la esperanza, para propagar el mensaje de amor, del Jesús crucificado que alienta en la construcción del Reino, en el compartir desde la pobreza. Los cinco panes y los dos peces se multiplican.

Es preciso sostener que “los tiempos de Dios” no se identifican (muchas veces) con “los tiempos de la jerarquía eclesial”, Santa Mama Antula lo vivió, ella agraciada, reconoce su vocación a sostener la obra de los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola, más allá de una iglesia y un poder político, en connivencia, que prohibían toda acción que suponga continuar el proceso evangelizador de los compañeros de Jesús, los jesuitas (La Compañía de Jesús); nueve meses requirió de manera continua e insistente, ante el Obispo y el Virrey, se cumpla la voluntad de Dios.

Hacer memoria supone “conmemorar”, hacer presente lo caminado juntos, sostener la sinodalidad eclesial, con una mirada misericorde y tierna sabiéndonos propensos al pecado de omisión, silenciando actos proféticos de muchos bautizados, que enaltecen el apostolado laical, que “ninguniados”, como dice el Papa Francisco, sostienen su tarea a las buenas de Dios. 

Santa Mama Antula, hoy colocada en templos, es la misma que fue “ninguniada”, es a la que le dijeron “loca”, es la que sufrió la crítica por vestirse como un jesuita (travestida), es la que debía mendigar para ayudar a los ejercitantes, es la misma que fue “tironeada” (cuando su obra fue enaltecida) por los obispos de Buenos Aires y de Córdoba, es la de los hechos milagrosos en vida e intercesora de muchas acciones divinas en favor de los “pobres hombres de fe”. 

La canonización popular siempre es anterior a la canonización eclesial, la gracia divina es reconocida por el pueblo sencillo sin que el proceso canónico contenga informe alguno sobre ello, o sólo este contenido en la “buena fama”, “sus santas virtudes” y “un hecho puntual que señale la acción divina”. En Mama Antula, santiagueña única, nacida en la Ciudad Madre de ciudades de Argentina, podemos constatar lo afirmado, más de dos siglos continuos, el pueblo de Dios, le pidió su intersección ante “Tata Yaya”, Padre Dios, por sus necesidades. “Padre, Señor del cielo y de la tierra, te doy gracias porque has ocultado todo esto a los sabios y entendidos y se lo has revelado a los sencillos” (Jesús).

En la denominación pura y genuina Santa Mama Antula, está la canonización cierta de un pueblo que reconoce la “maternidad divina” en la persona de Antula, porque Dios es Padre y Madre; y quienes sostienen y la llaman de esta manera, siguen reconociéndole su peregrinar en nuestro suelo, a sabiendas que la eternidad es la meta, junto a Dios que nos acompaña y señala un camino de santidad.

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