
“la gloria de Dios es que el hombre viva; y la plenitud de la vida humana es Dios”.
El Papa Francisco autorizó la promulgación del decreto de la Congregación para las Causas de los Santos que reconoce las virtudes heroicas del cardenal argentino y avanza en el camino para ser beato y canonizado.
Mundo19/02/2022 Magis ComunicaciónFrancisco reconoció el 18 de febrero las virtudes heroicas del argentino Eduardo Francisco Pironio, quien fue obispo de Mar del Plata y presidente del Consejo Pontificio para los Laicos y uno de los creadores de las Jornadas Mundiales de la Juventud.
Los que lo conocieron destacan de él, la inmensa fe y una destacada esperanza, lleno de gracia y santidad. En su ministerio pastoral tuvo como lema episcopal: “Cristo entre ustedes, esperanza de la gloria”. Es por ello, que el tema de la esperanza será un tema predilecto en sus escritos y en sus predicaciones.
En el Celam y en Roma, reconocieron su servicio, como presidente del Pontificio Consejo para los Laicos, Eduardo Pironio por deseo de Juan Pablo II, organizó la primera Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) en Roma (1985) y las que le siguieron en Buenos Aires (1987), Santiago de Compostela (1989), Czestochowa (1991), Denver (1993) y Manila (1995).
Los jóvenes, como esperanza de la Iglesia, reconocen el valor de las JMJ, así también, el Papa Juan Pablo II tuvo presente siempre el aporte del cardenal Pironio a las Jornadas Mundial de la Juventud, en la misa de su funeral, el 7 de febrero de 1998, se manifestó de la siguiente manera: “quisiera dar gracias públicamente aquí a este hermano nuestro, que me prestó una gran ayuda en el ejercicio de mi ministerio petrino".
Eduardo Pironio, es el cardenal más próximo a los jóvenes y a los laicos, hoy como venerable, es un virtuoso a imitar, desde una renovación de la fe, en Cristo Jesús, y la esperanza en la construcción eclesial del Reino de Dios.
“la gloria de Dios es que el hombre viva; y la plenitud de la vida humana es Dios”.
“en la Iglesia hay espacio para todos, en la Iglesia ninguno sobra, ninguno está de más, hay espacio para todos, así como somos, todos. Y esa es la Iglesia la madre de todos”
Francisco: "la Iglesia “necesita crecer en su interpretación de la Palabra revelada y en su comprensión de la verdad” sin que esto implique imponer un único modo de expresarla".
Si nos quedamos en el señalamiento de una parte de laicado, que muchas veces impiden el cambio generacional, el crecimiento de la familia eclesial, podemos quedar a mitad de camino, de la mirada positiva de Francisco, quien le reclama al bautizado, se vea como un sujeto eclesial
En su Mensaje de Francisco para la Cuaresma, nos dice: Jesús “nos lleva con Él a un lugar apartado” durante la temporada de Cuaresma. As{i tambi{en señala: “nuestro camino cuaresmal es 'sinodal' ya que lo hacemos juntos por el mismo camino, como discípulos del único Maestro”.
Con la entrada en vigor de la nueva Constitución Apostólica, 'Praedicate Evangelium', quedan anulados todos los oficios de la Curia, entra en vigor una nueva estructura. Laicos pueden ser nombrados en los cargos de gobierno de la Iglesia.
Para adorar el misterio de un «Dios crucificado» no basta celebrar la Semana Santa; es necesario además acercarnos más a los crucificados, semana tras semana.
Dejemos que Jesús camine esta semana santa junto a nosotros, hagamos que nuestra Jerusalén se transforme en espacio de Salvació.
La economía de Dios no mata, no descarta, no aplasta; es humilde, fiel a la tierra” … este fue el mensaje del Papa Francisco el Viernes Santo, entonces si la economía de Dios no mata, no descarta, ¿qué hace la economía neoliberal?, ¿qué espíritu lo mueve? ...cabe el planteo ético social cristiano de ¿se puede ser cristiano y neoliberal?
Hay lugar cierto para el amor político. Hombres y mujeres que hacen propia la fragilidad de los demás, que no dejan que se erija una sociedad de exclusión, sino que levantan y rehabilitan al caído para que el bien sea común.
Los pequeños abusos que podamos padecer, las injusticias, rechazos o incomprensiones que podamos sufrir, son heridas que un día cicatrizarán para siempre. Hemos de aprender a mirar con más fe las cicatrices del Resucitado.