
Este año 2025 es extraño. Retrotrae anhelos de pueblo igualitario y fraterno.
Sólo un amor comprometido como fuerza lógica y mancomunada puede contrarrestar la sin-razón de un proyecto odio-violencia.
El Reino es la república santa que prescinde del Senado, porque la representatividad política ha llegado a su ocaso
General - Pastoral Social07/04/2023El Reino II es la serie que por estos días mantiene atrapado al público argentino, como no captar el interés si en cada capítulo recrea una dimensión doble que nos atraviesa: religión y política. La demonización y santificación de la política en este país no solamente es parte del relato y del imaginario de una gran porción de la sociedad, también está presente en la dirigencia política.
Entonces no llama tanto la atención que algún personaje demonice a la política para hacer política, mucho menos escuchar la expresión “ya vendrá él y todo cambiará” o “ella y todo volverá a ser mejor”, el sentido mesiánico de que alguien vendrá a salvarnos siempre acontece en tiempo electoral. El Reino toma fuerza.
La hierocracia “gobierno donde mandan los divinos” es el eje central de la serie, donde los buenos por voluntad divina han sido elegidos para cambiar el rumbo de una nación que sin un marco ético político se encuentra perdida en su inmoralidad. La crisis de representatividad ha llegado a su fase final por lo que Emilio Vázquez Pena (Diego Peretti), pastor y presidente de la Nación libera una guerra santa por medio de un nuevo contrato entre Dios y las personas, con una sola cláusula: tener fe, solo ella otorgará al pueblo argentino seguridad y progreso. La teología de la prosperidad, sin estrategias, ni plan político y económico es la gran cruzada para mantenerse en el poder, solo hace falta orientar a la sociedad hacia enemigos creados que los hagan temer a tal punto que no tengan otra opción de aferrarse a un solo relato salvífico. El Reino no requiere racionalidad política, solo una fe ciega.
La lucha de poder solo se disputa en la arena de la “teología política”. Esta expresión compuesta toma dos significados y dos modos de relación entre teología y política. Por un lado, Emilio pugna por una “política de la teología”, es decir, que intenta por todos los medios que la política permanezca subordinada al dictamen religioso. Entre paréntesis, muchas definiciones y acciones políticas se han tomado en estos últimos tiempos en la región apelando a Dios. Por otro lado, Rubén Osorio (Joaquín Furriel) ante la crisis de legitimidad de las instituciones y las demandas por mayor transparencia, no le quedó otro camino que apelar al campo religioso como estrategia de subsistencia de la política, preocupándose en que ambos términos tengan una similar fuerza, su lógica de razonamiento es más filosófica política de ese núcleo teológico. El Reino es la Salvación de la política.
¿Hay otra tercera interpretación en esta expresión compuesta de “teología política”? Tadeo Vázquez (Peter Lanzani) es el personaje que a partir de su lucha de verdad y justicia, atravesada por una trama de pedofilia sufrida por él y otros más, termina haciéndose eco de otras luchas silenciadas, en su modus operandi predomina el segundo término (la política). Es una “teología de la política”, o sea, una teología civil. El Reino es la república santa que prescinde del Senado, porque la representatividad política ha llegado a su ocaso…
Sólo un amor comprometido como fuerza lógica y mancomunada puede contrarrestar la sin-razón de un proyecto odio-violencia.
La economía de Dios no mata, no descarta, no aplasta; es humilde, fiel a la tierra” … este fue el mensaje del Papa Francisco el Viernes Santo, entonces si la economía de Dios no mata, no descarta, ¿qué hace la economía neoliberal?, ¿qué espíritu lo mueve? ...cabe el planteo ético social cristiano de ¿se puede ser cristiano y neoliberal?
Presentación del libro del Lic. Diego Ramos, Con la fuerza del cielo. Milei, el Moisés argentino.
El riesgo está en creer que Milei es un fenómeno político; es un fenómeno, pero de otra característica, el fenómeno sociopolítico en realidad lo constituyen los grandes sectores de la sociedad que requieren ser reinterpretados tanto por el oficialismo como la oposición.
Tanto el Éxodo como el Deuteronomio, han sido textos que han sostenido constantemente la lógica de Dios, siempre en defensa de los más vulnerables. La ley de Dios siempre está en defensa de los más débiles.
¡Basta¡ de un pueblo profético que muestra que la dignidad y vida que Dios ha creado no puede despreciarse sin consecuencias, que las personas que forman los pueblos no son números de cálculo para un déficit cero: son imágenes vivientes del Dios de toda justicia.
Sólo un amor comprometido como fuerza lógica y mancomunada puede contrarrestar la sin-razón de un proyecto odio-violencia.
Bendecir es aprender a vivir desde una actitud básica de amor a la vida y a las personas. El que bendice vacía su corazón de otras actitudes poco sanas como la agresividad, el miedo, la hostilidad o la indiferencia.
La verdad de Dios genera en nosotros un estilo de vida nuevo, enfrentado al estilo de vida que brota de la mentira y el egoísmo.
El misterio de Dios consiste, pues, en dar y también en recibir amor. En Dios, dejarse amar no es menos que amar. ¡Recibir amor es también divino!
No somos fieles a Jesús; si vivimos de espaldas a los hambrientos, a nuestras comidas eucarísticas les falta su sensibilidad y su horizonte, les falta su compasión.