UN TERRITORIO DE MUJERES SIN FRONTERAS

En un nuevo aniversario de la Beatificación de Catalina de María (27/11/2017)

General - Comunidades Eclesiales25/11/2020Magis ComunicaciónMagis Comunicación
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Los territorios, los espacios físicos, resultan, muchas veces, significativos para una sociedad; porque en ellos acontecieron hechos relevantes, que suscitan la necesidad de sostenerlos, por su valor y porque constituyen en sí, un discurso válido para las nuevas generaciones. 

La chacra de las beatas, en la periferia de la antigua ciudad de Santiago del Estero, del siglo XVII, propiedad de la familia del Capitán Juan de la Cerda y Aragón y Doña Juana Bravo Zamora; éstos, en el año 1675 dejaron para su hija, beata ella, una mujer consagrada al servicio de los más necesitados. La Chacra estaba a la vera de la acequia Real, hoy calles Belgrano, Rivadavia, Jujuy y Leandro N. Alem.

El Padre Gerardo Montenegro, señala que en esa Chacra fue uno de los beaterios más importantes de Santiago del Estero, donde la beata  Doña María Ibáñez del Castillo y Díaz de Caballero, en 1717 fallece siendo la última en esa casa apostólica. 

Los beaterios eran comunidades de mujeres que ejercian el apostolado laical, en la catequesis, en actos de caridad con los pobres, siendo testimonio de fraternidad, en la oración y el servicio, una colaboración estrecha con la iglesia y su jerarquía. En la muy noble ciudad, Santiago del Estero, en el siglo XVIII, se destacó María Antonia de San José, MAMA ANTULA (1730-1799),  

Como Iglesia madre, Santiago del Estero, siempre favoreció la fundación de nuevas comunidades eclesiales y nuevas comunidades civiles. Tras la expulsión de los jesuitas de todo el territorio americano, MAMA ANTULA, decide peregrinar brindando un servicio generoso, solidario y apostólico, ofreciendo  los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola. El noroeste argentino, Córdoba, Buenos Aires y Uruguay reconocen la labor de esta gran mujer, en el antiguo Virreinato del Río de la Plata. 

A fines del siglo XVIII y Principio del siglo XIX, en el mismo espacio “la chacra de las beatas”, ANA MARÍA TABOADA (1778-1852), restablece el servicio, con el acento particular de educar a las niñas y mujeres, y brindar los Ejercicios Espirituales. La devoción al Niño Dios y una fe sólida, serán el sustento espiritual para la obra inaugurada el 25 de diciembre de 1821, la “Casa de Belén”. 

Se constituyó un centro de espiritualidad, religiosidad, amor y cultura. Muchas mujeres santiagueñas se educaron allí. Fue asilo de mujeres necesitadas, y lugar de celebraciones litúrgicas sobresalientes. Tras la muerte de Ana María Taboada, la Comunidad de las Señoras del Niño Jesús sostienen la obra. Luego, en el año 1862, el Gobernador  Manuel Taboada crea una escuela pública en la Casa de Belén.

El sostenimiento de toda obra apostólica supone la entrega generosa, las últimas tres beatas en el año 1884, resolvieron entregar “la posta evangélica” a las Hermanas Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús. La fundadora de este Instituto Religioso, Madre CATALINA DE MARÍA RODRIGUEZ, y el Cofundador David Luque, aceptaron el desafío evangélico, y el 14 de abril de 1886, llegaron las Hermanas Esclavas a Santiago del Estero.

El territorio cordobés, sus fronteras, son borradas en la extensión de la obra de Madre Catalina de María, ya en la Casa de Belén “Casa de Dios, Puerta del Cielo”, las hermanas Esclavas en Santiago del Estero, serán las primeras en hacer conocer la espiritualidad de esta congregación religiosa, que luego ses extendió a otras provincias argentinas, a Chile, España y África.

MARÍA ANTONIA DE SAN JOSÉ (MAMA ANTULA), ANA MARÍA TABOADA y CATALINA DE MARÍA, son mujeres que supieron desde un espacio físico, la “chacra de las beatas” trascender y sostener propósitos evangélicos. Mujeres que reivindicaron el ministerio laical, y luego, el testimonio de vida de los consagrados a Dios. Mujeres que transformaron un lugar pobre y periférico en el centro de propagación de la Buena Noticia, Jesús es vida para todas y todos.

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