Dios en Jesús continuará hablando para todos los tiempos

El Dios-con-nosotros hoy nos habla a través de su gesto silencioso de hermanarse y en su oración profunda de hombre de Dios

General - Comunidades Eclesiales09/01/2022 Mario Daniel Fregenal
Baustismo de Jesús
Bautismo de Jesús

Hoy estamos celebrando la Fiesta del Bautismo del Señor. En el evangelio vemos a Jesús, a quien celebramos hace poco Dios-con-nosotros, cercano al pueblo que “estaba a la expectativa y todos se preguntaban”, por los tiempos mejores, por el Mesías, y querían mejorar su vida, convertirse, cambiar. Lo vemos ahí, en la larga fila de pecadores con los que querían estar más cerca de Dios y caminar por su senda. Hoy no lo escuchamos hablar. El evangelio con el que inicia su vida pública, en el que se oye la voz del Padre y desciende corporalmente el Espíritu, presenta a Jesús, Palabra del Padre, en silencio. O quizá inaugurando otro modo de hablar de Dios-con-nosotros.

Me gusta contemplar a Jesús, hermanado a nuestras búsquedas y anhelos, silencioso, escuchando respetuosamente el sentir del pueblo, haciendo preguntas, cediendo su lugar en la fila a quien lo necesitara, sosteniendo a los que caminaban con dificultad, acompañando, dando consuelo. Por lo tanto sí habla. Jesús, Palabra definitiva del Padre, hoy habla con su gesto silencioso, que resume 30 años de hombre bueno, con su delicado modo de ser, ese que después conocimos y nos cautivó. Este que está haciendo fila, solidario con los pecadores, es el que después veremos abrazando a los niños o preocupándose para que descansen sus discípulos o contemplando enamorado el gesto de una viuda que lo dio todo. El Dios-con-nosotros hoy nos habla a través de su gesto silencioso de hermanarse y en su oración profunda de  hombre de Dios

Al pensarnos también nosotros bautizados, que estemos cerquita del pueblo que busca, quizá sin palabras, estando, acompañando, buscando, sosteniendo.

Porque además de tener el oído y el corazón cercano a la gente que busca, que ansía una vida mejor. Jesús tiene el corazón con el Padre. De hecho, si uno lee con atención y sin condicionarse por la fiesta litúrgica, la centralidad del día de hoy, más que el bautismo, la ocupa la oración de Jesús, acento típicamente lucano. “Todo el pueblo se hacía bautizar, y también fue bautizado Jesús”, apenas lo menciona, como de pasadas, sin diálogo, sin ningún prodigio ni nada de extraordinario, y en pasado, a secas. Pero lo que sucede luego, lo que provoca la apertura de los cielos: “mientras estaba orando, se abrió el cielo y el Espíritu Santo descendió sobre él... Se oyó entonces una voz”, la del Padre. Lo que desencadena esa manifestación Trinitaria es la oración de Jesús, en gerundio, sucediendo. Cuando Jesús conecta en su corazón con el Padre, los cielos se abren para siempre. A partir de ese momento, Dios en Jesús continuará hablando para todos los tiempos. Encarnándose el Hijo del Padre, que, lleno del Espíritu camina con nosotros, hermanado a nuestras alegrías y dolores, no tenemos nada más que esperar, sino sumarnos al despliegue de su Vida divina que circula en nosotros desde el propio Bautismo. Por eso se oye la voz del Padre Dios para nosotros.

En Jesús, somos sus hijos y sus hijas. Que en esta fiesta ahondemos nuestro ser oración, nuestra conciencia de estar habitados por Dios, nuestro deseo de dejarnos abrazar por su amor que se complace en nosotros cuanto más nos parecemos a Jesús, cuya manifestación es una vida peregrina y desplegada al estilo del Maestro de Galilea.

De hecho, lo que dice de Jesús el Padre es conmovedoramente hermoso, lo confirma en su amor y lo unge enviándolo: “Tu eres mi Hijo muy querido, en quien tengo puesta toda mi predilección”. Esa voz no la oye sólo Jesús sino que está destinada para todos. En Jesús encontramos el Camino, la Verdad y la Vida abundante y desbordante para todos los que somos bautizados. El Padre nos revela que la identidad de Jesús de Nazaret es ser Palabra, ser Hijo suyo muy amado y pasar por la Vida filializándonos y hermanándonos.

Además, ¡Cómo no se va a complacer el Padre si Jesús fue tan hermano y solidario con nosotros! ¡Cómo no se va a complacer en esa humanidad tan cercana y atenta! El mismo Dios cuya “delicia era estar con los hijos de los hombres” (Prov. 8, 31); el eterno Dios YHWH, que oye el clamor de su Pueblo esclavo y toma partido por liberarlo, ese Dios comprometido e inclinado hacia nosotros, se llena de gozo, se complace, de derrite de amor por el modo tierno y comprometido de ser de Jesús de Nazaret. ‘¡Hijo, cómo no me voy a complacer con vos si sos así, si sos como yo, tan bueno, tan comprometido y tierno, tan compasivo y cercano; si la gente encuentra tanta frescura para seguir después de encontrarse con vos; si tenés ese modo tan tuyo y nuestro de ser Emanuel!’. A partir de este domingo iniciaremos nuestro camino de seguimiento de Jesús a través del tiempo durante el año. 

¡Feliz día del Bautismo! ¡Feliz comienzo del tiempo Durante el Año!

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