
Dios es un misterio de comunión y de amor.
El misterio de Dios consiste, pues, en dar y también en recibir amor. En Dios, dejarse amar no es menos que amar. ¡Recibir amor es también divino!

El misterio de Dios consiste, pues, en dar y también en recibir amor. En Dios, dejarse amar no es menos que amar. ¡Recibir amor es también divino!

Aunque vivamos llenos de dudas, no hemos de perder la fe en este Dios

"la crisis religiosa nos está invitando a cuidar más que nunca una relación personal, sana y gratificante con él. Jesús"

Lecturas del Santísima Trinidad - Ciclo A Domingo, 4 de junio de 2023

En sus detalles, en su entrega para con todas y todos, en su voz y su ternura, en su pisada decidida y respetuosa, en su corazón infinito y lleno de rostros y realidades, conocemos a nuestro Dios. La Trinidad que existía desde el principio se hizo artesano y caminó con nosotros la Galilea de la vida más cotidiana

Lecturas de hoy Solemnidad de la Santisima Trinidad - Ciclo C Hoy, domingo, 12 de junio de 2022

El Dios-con-nosotros hoy nos habla a través de su gesto silencioso de hermanarse y en su oración profunda de hombre de Dios

La misión de hacer discípulos y discípulas, consiste en sumergir a muchos y a muchas en Dios; meter a todas y todos en su amor, para que allí permanezcan con Él y en Él.

...nada hay más urgente y decisivo para los cristianos que poner a Jesús en el centro del cristianismo, es decir, en el centro de nuestras comunidades y nuestros corazones.

Para vivir de manera agradecida es necesario reconocer la vida como buena; mirar el mundo con amor y simpatía; limpiar la mirada cargada de negativismo, pesimismo o indiferencia para apreciar lo que hay de bueno, hermoso y admirable en las personas y en las cosas.

"La familia es el primer espacio de contención, de escucha, de ternura. Es allí donde aprendemos a compartir, a cuidar, a resistir juntos",

Los pobres no están abandonados a su suerte. Dios no es sordo a sus gritos. Está permitida la esperanza. Su intervención final es segura.

...cuando se vean rechazados por la sociedad, sapan que Dios los acoge; cuando nadie les perdone su indignidad, sientan el perdón inagotable de Dios. No lo merecen. No lo merecemos nadie. Pero Dios es así: amor y perdón.