Nos encaminamos con Jesús hacia Jerusalén.

Nuestra misión es ser felices, no esquivemos el camino; pero sobre todo no lo posterguemos porque nuestra felicidad pasa por la entrega, y  de ella dependen muchos hermanos y hermanas, que necesitan encontrar en nosotros a Jesús.

General - Comunidades Eclesiales26/06/2022Mario Daniel FregenalMario Daniel Fregenal
Entrega sin peros

Este domingo 13 del Tiempo Ordinario, o durante el año, nos encaminamos con Jesús hacia Jerusalén. Jesús fue predicando el reinado de Dios por toda Galilea; a partir de hoy, y hasta su llegada, el camino es hacia Jesusalén, no hay vuelta atrás. Jesús va a darlo todo, sabiendo lo que ahí le podía suceder.

"Jesús se encaminó decididamente hacia Jerusalén". también, "decidió ponerse en camino para encararse con Jerusalén", se encaminó con decisión". Ya habia anunciado dos veces su pasión a los discipulos, sin embargo, decidió subir al lugar del rechazo, de la hostilidad, de la entrega,  de la pasión y de la peor muerte. ¡Cuánto habrá orado y discernido para encaminarse a Jerusalén!. Sostenido y confirmado por el Padre, en la transfiguración. Jesús decide que no hay vuelta atrás, pone la mano en el arado y va darse sin reservas por el proyecto del Reino de la vida plena, para todos y todas, que el Padre tiene, por el que habia dejado su familia; y asciende a Jerusalén. Es una decisión vital. Jesús será fiel hasta las últimas consecuencias a su ser misión, mesias, profeta del Reino,  martir de los pobres. El Padre Dios sostendrá esa fidelidad de su Hijo, por -y para- nosotros. ¡El Reino lo vale! Por ese Reino del Padre, Jesús decide Jerusalén. Pensando en la decisión de Jesús, en su "encararse"; y en Jerusalén como lugar de la entrega, más profunda y decisiva, de la cruz por amor, cuyo camino  y destino inplican rechazo, hostilidad, confrontación; pero que a su vez responden a las ansias, más profundas, de jugarse por lo que vale, de ser enviado. ¿Qué Jerusalén no estoy encarando en mi vida? Qué entrega estoy esquivando? Qué decisión estoy postergando? La decisión, el camino y  la meta, de entrega hasta el final, tienen  que ver conmigo, con mi ser en este mundo, con el regalo que Dios  hace a esta creación  a través mío, de mis dones y talentos. ¿A qué Jerusalén me estoy "achicando", acobardando? ¿Qué seguridades no me dejan entregarme? ¿Que protecciones debo dejar de lado para ser feliz como "el hijo del hombre"?

"No lo recibieron porque se dirigia a Jerusalén". Jesús toma la dificil decisión de darlo todo, sabe bien que en Jerusalén puede pasar peor, y de hecho lo anuncia a los suyos; pero en el camino ya experimenta el rechazo, y todo por decidirse a  darse sin medida, sin  reservarse nada.  El fue todo don  y donarse, sin ser correspondido. ¡Cuánto  de eso hay también en nuestra misión! ¡ Claro que la entrega y la misión nos hace felices, nos realizan , nos hacen ser más nosotros! Pero es todo un camino, en el que la adversidad amenza, los frutos son pocos, la semilla crece entre espinoas; pero donde también gozamos la cosecha abundante y  saboreamos el pan de la felicidad. Pensemos  en nuestra misión, en lo que hacemos para que el Reino siga avanzando, en  nuestro compromiso con la civilización del amor. Siempre hay personas, situaciones, circunstancias que nos presentan alguna dificultad (inclusive entre las personas  que deberían alentarnos y darnos soluciones). Jesús no las condena, es entendible. ¡Su buena noticia es demasiado! Y eso tiene que alentarnos y responsabilizarnos. No es que por jugarnos por el reino las puertas se nos abrirán de par en par.  Seguimos a alguien  cuyo amor sigue siendo lo que el mundo necesita, sigue siendo incomprendido y atacado. ¡No bajemos los brazos ante las adversidades! Las  seguiremos teniendo, pero la meta, el Reino, el Padre  y los pobres, y nuestra felicidad, las valen.

Hay "Jerusalenes" que esquivamos, sabiendo que ahi tenemos que ir. Hay adversidades en el camino porque Jesús es demasiado. Que todo eso no nos lleve a ponerle "peros" a nuestra identidad, a nuestro ser misión. El evangelio de hoy termina con unos personajes anónimos a los q que Jesús propone el discipulado: " Señor, permiteme que vaya  primero a enterrar a mi padre"..." te seguiré, Señor, pero permiteme antes despedirme..." Nuestra misión es ser felices, no esquivemos el camino; pero sobre todo no lo posterguemos porque nuestra felicidad pasa por la entrega, y  de ella dependen muchos hermanos y hermanas, que necesitan encontrar en nosotros a Jesús. Qué comprendamos  la importancia del tiempo presente y nos animemos a seguirlo. Excusas siempre vamos a encontrar; capacidad en nosotros para acomodarnos facilmenteen ellas y justificarnos, también. ¡ Jesús nunca te va a pedir algo que no tenga que ver con lo que sos y podés dar! La misión que tiene para vos es ser feliz en la entrega, dando lo que tenés. No le pongamos "peros" a Jesús; ahora mismo hay aguien que está esperándonos para encontrarse con El. Que nos animemos mutuamente a subir a la Jerusalén de la entrega,  que  nos sostengamos en las adversidades del camino, y, dejando el cobijo de excusas, legítimas y no tanto, "arrojémonos al fuego de  los tiempos nuevos" (Don Orione), porque  muchos  y muchas nos necesitan, y porque ahí saboreamos la felicdad, hecha pan compartido. Escuchá  a tu corazón para ver qué Dios te dijo en todo esto, que vibró en vos, a qué te llama.

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