"Aprendiendo a ser obispo junto al pueblo"

La Iglesia, como la quería Jesús, es la casa de la hospitalidad. Y cuánto bien podemos hacer si nos animamos a aprender este lenguaje de la hospitalidad, este lenguaje de recibir, de acoger.

General - Comunidades Eclesiales26/05/2023 Magis Comunicación
Mons. garcia-cuerva-

El nuncio apostólico, monseñor Miroslaw Adamczyk, a través de la agencia AICA,  hizo  público el nombramiento del nuevo arzobispo de la arquidiócesis de Buenos Aires, a monseñor Jorge Ignacio García Cuerva.

El nuevo arzobispo de Buenos Aires estudió Filosofía y Teología en el seminario de la diócesis de San Isidro y recibió su ordenación sacerdotal el 24 de octubre de 1997 de manos de Monseñor Jorge Cassareto. Es licenciado en Derecho Canónico y en Teología con especialización en Historia de la Iglesia por la Universidad Católica Argentina. donde escribió una interesante tesis sobre la actuación de la Iglesia durante la epidemia de fiebre amarilla.

Se desempeñó como vicepresidente de Cáritas diocesana de San Isidro, asesor regional de la Pastoral Carcelaria, secretario de la Comisión Episcopal de Pastoral Carcelaria de la Conferencia Episcopal Argentina y capellán de varios centros penitenciarios de la provincia de Buenos Aires. Lo que lo llevó, en consecuencia, a estudiar abogacía en la Universidad Católica de Salta.

El 20 de noviembre de 2017 el papa Francisco nombró obispo titular de Lacubaza y auxiliar de Lomas de Zamora. Recibió la consagración episcopal el 3 de marzo de 2018. Al año siguiente, el 3 de enero, el Santo padre Francisco lo nombró obispo de Río Gallegos. Inició su ministerio pastoral ese 23 de marzo y en la Conferencia Episcopal Argentina es miembro de la Comisión Episcopal de Pastoral Carcelaria.

Mons. Jorge Ignacio García Cuerva se despidió de la Diocésis de Río Gallegos con unas emotivas palabras, que a continuación se transcribe.

Queridos hermanos y hermanas de la diócesis de Río Gallegos: El Santo Padre Francisco me ha designado arzobispo de Buenos Aires. Seguramente en días sucesivos podremos ir compartiendo los sentimientos que van surgiendo en nuestros corazones ante esta nueva misión que me confía la Iglesia, pero con la certeza de escuchar profundamente la voz del Señor que nos dice: “No tengan miedo” (Mt 17, 7). 

Pero hoy, en este mensaje, quiero darles gracias: gracias porque aquí, en la diócesis del fin del mundo, fui aprendiendo a ser obispo diocesano junto al pueblo, soñando juntos un Iglesia hospital de campaña como nos dice el Papa: “La Iglesia es madre de corazón abierto que sabe acoger, recibir, especialmente a quien tiene necesidad de mayor cuidado, que está en mayor dificultad. La Iglesia, como la quería Jesús, es la casa de la hospitalidad. Y cuánto bien podemos hacer si nos animamos a aprender este lenguaje de la hospitalidad, este lenguaje de recibir, de acoger. Cuántas heridas, cuánta desesperanza se puede curar en un hogar donde uno se pueda sentir recibido. Para eso hay que tener las puertas abiertas, sobre todo las puertas del corazón.”

Gracias porque nos animamos a los cambios, dejamos que el Señor nos despierte, que “nos pegue”, en palabras de Francisco, un sacudón en nuestra modorra y nos libere de la inercia y del “siempre se hizo así”. Gracias porque ni el clima nos frenó, y pudimos encarnar la Iglesia en salida, saliendo al encuentro de los que no están, de los más alejados. Nos fuimos involucrando de lleno en la realidad, acompañando a los que sufren, porque Cáritas somos todos; y celebramos la vida con alegría y pasión, a pesar de tantas dificultades.

Les pido que mantengan siempre viva esa alegría y las ganas de compartir la Buena Noticia del Evangelio con todos, sin excluir a nadie.

Y sigan soñando, no se dejen paralizar ni por el miedo ni por “la fiaca espiritual”; Jesús camina con nosotros, y como nos dijo en el Evangelio de la misa del domingo pasado: “Yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin del mundo” (Mt 28, 20). Durante este tiempo, hasta mediados de julio, nos iremos encontrando para agradecer juntos todos estos años compartidos.

Dios los bendiga mucho, y María Auxiliadora, a quien celebramos el jueves pasado, nos siga cuidando.
Los quiero mucho! Mons. Jorge García Cuerva"

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