
La vida nueva en el Espíritu no significa únicamente vida interior de piedad y oración.
La verdad de Dios genera en nosotros un estilo de vida nuevo, enfrentado al estilo de vida que brota de la mentira y el egoísmo.
A 157 años del encuentro de los restos de la Santa Mama Antula.
General - Comunidades Eclesiales26/05/2024 Rubén Oscar ValdezEn el año 1867, al cumplirse el centenario de la expulsión de los jesuitas, a 57 años del hecho revolucionario de mayo, una comunidad reconstruye desde la memoria un sentido existencial, enarbolando sus templos con un Dios que genera comunión; un 25 de mayo sucede un hecho sobresaliente ligado a Mama Antula.
En la reconstrucción del templo de la Basílica de La Piedad, se excava a sabiendas que los restos, de la hoy Santa Mama Antula, se encontraban allí, ante la imposibilidad de dar con ellos, "una niña o un niño" señaló el lugar preciso. Esta manifestación se adjudicará como un milagro.
Pasaron 68 años de un entierro, en suma pobreza con un pedazo de madera de ñandubay, sosteniendo su cabeza, con los atuendos de los jesuitas; Mama Antula ejemplifica el sentido cristiano de la existencia, bienaventuranzas explícitas.
En 1799 sucede la pascua de Santa Mama Antula, el cielo se alegra por su ingreso a la gran comunidad de los santos, y la canonización popular es urgente, inmediata, se le reconoce una familiaridad íntima con Dios.
Hombres de mayo
En 1810, los hombres de mayo según la historiadora Alicia Guevel, pueden haber participado de los Ejercicios Espirituales como muchos de los ciudadanos de Buenos Aires, aunque no se cuente con documentación válida, pero lo que más certifica es el pensamiento coincidente con los de los jesuitas.
La canonización eclesial de Mama Antula ocurrió en el año 2024, y los 157 años del encuentro de los restos de la Santa santiagueña, 214 años de una revolución de mayo con valores antulianos, que desde la memoria gritan tierra, techo y trabajo para todos.
La verdad de Dios genera en nosotros un estilo de vida nuevo, enfrentado al estilo de vida que brota de la mentira y el egoísmo.
Bendecir es aprender a vivir desde una actitud básica de amor a la vida y a las personas. El que bendice vacía su corazón de otras actitudes poco sanas como la agresividad, el miedo, la hostilidad o la indiferencia.
El cristiano está llamado también a vivir sanando esta cultura. No es lo mismo ganar dinero sin escrúpulo alguno que desempeñar honradamente un servicio público, ni es igual dar gritos a favor del terrorismo que defender los derechos de cada persona.
Una comunidad basada en la «amistad cristiana» enriquecería y transformaría hoy a la Iglesia de Jesús. La amistad promueve lo que nos une, no lo que nos diferencia. Entre amigos se cultiva la igualdad, la reciprocidad y el apoyo mutuo.
Jesús no impone nada. No fuerza a nadie. Llama a cada uno «por su nombre». Para él no hay masas. Cada uno tiene nombre y rostro propios.
El «miedo» puede paralizar la evangelización y bloquear nuestras mejores energías. El miedo nos lleva a rechazar y condenar. Con miedo no es posible amar al mundo.
"...vengo a ustedes como un hermano que quiere hacerse siervo de su fe y de su alegría, caminando con ustedes por el camino del amor de Dios, que nos quiere a todos unidos en una única familia".
El cristiano está llamado también a vivir sanando esta cultura. No es lo mismo ganar dinero sin escrúpulo alguno que desempeñar honradamente un servicio público, ni es igual dar gritos a favor del terrorismo que defender los derechos de cada persona.
Sólo un amor comprometido como fuerza lógica y mancomunada puede contrarrestar la sin-razón de un proyecto odio-violencia.
Bendecir es aprender a vivir desde una actitud básica de amor a la vida y a las personas. El que bendice vacía su corazón de otras actitudes poco sanas como la agresividad, el miedo, la hostilidad o la indiferencia.
La verdad de Dios genera en nosotros un estilo de vida nuevo, enfrentado al estilo de vida que brota de la mentira y el egoísmo.