
El Dios con nosotros, se hace Dios en nosotros
La misión de hacer discípulos y discípulas, consiste en sumergir a muchos y a muchas en Dios; meter a todas y todos en su amor, para que allí permanezcan con Él y en Él.
La misión de hacer discípulos y discípulas, consiste en sumergir a muchos y a muchas en Dios; meter a todas y todos en su amor, para que allí permanezcan con Él y en Él.
"...vengo a ustedes como un hermano que quiere hacerse siervo de su fe y de su alegría, caminando con ustedes por el camino del amor de Dios, que nos quiere a todos unidos en una única familia".
El cristiano está llamado también a vivir sanando esta cultura. No es lo mismo ganar dinero sin escrúpulo alguno que desempeñar honradamente un servicio público, ni es igual dar gritos a favor del terrorismo que defender los derechos de cada persona.
Sólo un amor comprometido como fuerza lógica y mancomunada puede contrarrestar la sin-razón de un proyecto odio-violencia.
Bendecir es aprender a vivir desde una actitud básica de amor a la vida y a las personas. El que bendice vacía su corazón de otras actitudes poco sanas como la agresividad, el miedo, la hostilidad o la indiferencia.
La verdad de Dios genera en nosotros un estilo de vida nuevo, enfrentado al estilo de vida que brota de la mentira y el egoísmo.