
Personas humildes, como la viuda del evangelio, aportan más a la humanización de nuestra sociedad.
La grandeza de una vida se mide por la capacidad de servir y ayudar a otros a vivir de manera más humana.
La grandeza de una vida se mide por la capacidad de servir y ayudar a otros a vivir de manera más humana.
...ser felices dándolo todo cada día, ubicándonos del lado de los que no son tenidos en cuenta, de los que sobran o están invisibilizados, sin esperar aprobaciones ni aplausos, sino sostenidos por la mirada llena de ternura de nuestro Dios que mira en lo secreto y al corazón.
El riesgo está en que las sociedades queden entrampadas en un mesiánico debate exclusivo del campo religioso, desechando el campo político, es decir dejando de un lado las luchas por las conquistas de los derechos políticos, económicos y culturales.
Según Jesús, solo hay una manera de «ser humano»... ven al necesitado...como el samaritano, que camina por la vida con los ojos y el corazón bien abiertos para detenerse ante quien puede necesitar su ayuda.
Las vacaciones se convierten en gracia. Tal vez una de las mayores gracias que podemos recibir en medio de nuestra vida tan agitada y nerviosa.
...solo la podemos rezar si vivimos con su Espíritu.
El ser humano no es solo un animal hambriento de placer y bienestar. Está hecho también para cultivar el espíritu, conocer la amistad, experimentar el misterio de lo trascendente, agradecer la vida, vivir la solidaridad.