
Jesús no impone nada. No fuerza a nadie. Llama a cada uno «por su nombre». Para él no hay masas. Cada uno tiene nombre y rostro propios.
Jesús no impone nada. No fuerza a nadie. Llama a cada uno «por su nombre». Para él no hay masas. Cada uno tiene nombre y rostro propios.
El «pastor bueno» se preocupa de sus ovejas. Es su primer rasgo. No las abandona nunca. No las olvida. Vive pendiente de ellas. Está siempre atento a las más débiles o enfermas. No es como el pastor mercenario, que, cuando ve algún peligro, huye para salvar su vida, abandonando al rebaño: no le importan las ovejas.
Lecturas de hoy Domingo 4º de Pascua - Ciclo A Domingo, 30 de abril de 2023
No mira puntillosamente nuestro pecado, lo que fallamos, nuestra mediocridad. Él mira con amor nuestro corazón que ama seguirlo, aunque a tientas.
Lecturas del Domingo 4º de Pascua - Ciclo C Domingo, 8 de mayo de 2022
Sólo un amor comprometido como fuerza lógica y mancomunada puede contrarrestar la sin-razón de un proyecto odio-violencia.
Bendecir es aprender a vivir desde una actitud básica de amor a la vida y a las personas. El que bendice vacía su corazón de otras actitudes poco sanas como la agresividad, el miedo, la hostilidad o la indiferencia.
La verdad de Dios genera en nosotros un estilo de vida nuevo, enfrentado al estilo de vida que brota de la mentira y el egoísmo.
El misterio de Dios consiste, pues, en dar y también en recibir amor. En Dios, dejarse amar no es menos que amar. ¡Recibir amor es también divino!
No somos fieles a Jesús; si vivimos de espaldas a los hambrientos, a nuestras comidas eucarísticas les falta su sensibilidad y su horizonte, les falta su compasión.