
La vida nueva en el Espíritu no significa únicamente vida interior de piedad y oración.
La verdad de Dios genera en nosotros un estilo de vida nuevo, enfrentado al estilo de vida que brota de la mentira y el egoísmo.
“Deseo una licencia para que nadie me ciña, sujete, ni detenga, a un lugar determinado” (María Antonia de San José)
General - Comunidades Eclesiales20/01/2024En la tarea pastoral de Mons. Juan Carlos Maccarone, Obispo de la Diócesis de Santiago del Estero (1999-2005), se solicitó el trabajo en conjunto de los distintos grupos que propagaban la vida y la obra de Mama Antula, y requirió a la Fundación Mama Antula el trabajo de articulación; así también, asumía que, es responsabilidad de los obispos el acompañamiento y seguimiento de los procesos de beatificación y canonización ya iniciados; “si no nos movemos, no pasará nada”, dijo. Le debemos al Papa Francisco, antes siendo arzobispo de Buenos Aires, su movilización y su determinación para el reconocimiento de la santidad de Mama Antula.
Con la alegría por la conclusión del proceso canónico y la celebración de la canonización de Mama Antula, que se realizará el próximo 11 de febrero en Roma, nos permite evaluarnos sobre “el trabajo en conjunto” realizado, y si la unidad propiciada desde el mensaje evangélico, que sostenía Mama Antula (María Antonia de San José), se encuentra presente en la vida comunitaria, social y eclesial.
Desde la Fundación Mama Antula, se trabajó con los distintos “grupos” o “comunidades” facilitando todos los conocimientos adquiridos, recursos bibliográficos, y articuló, con investigadores, con instituciones educativas, organismos estatales, y con movimientos eclesiales, con el fin de favorecer el conocimiento de la hija predilecta de la Madre de Ciudades. Una tarea generosa que se consolidó en la constitución de la Red Mama Antula, y la realización del Encuentro Nacional de Propagadores de la vida y la obra de Mama Antula, realizada en abril del año 2023, realizado en Santiago del Estero.
Los esfuerzos que suponen la generación de una labor que testimonie el evangelio de Jesús, una labor de apostolado laical, asumida desde el compromiso bautismal, no escatimó la aceptación del dolor y la cruz que conlleva la visualización de actos mezquinos, impregnados de soberbia e ignorancia, que des-prejuiciadamente planifican boicot, construyendo discursos calumniosos. Amén de ello, se reafirmó la misión, que es la construcción del Reino de Dios, ahí nos sostuvo y nos sostiene el Espíritu Santo, que nos fortalece y aboga por la prosecución de la labor en comunión y una participación consecuente.
La vivencias en los 20 años de la Fundación Mama Antula, más los 8 años del Movimiento Pro-Fundación Mama Antula, quién organizó el Trienio de Preparación por los 200 años de la Pascua de Mama Antula (1799-1999), permitiéndonos el re-descubrimiento de una mujer laica, santiagueña, misionera y emancipadora, y valorar el trabajo ya iniciado por, un obispo, Manuel Guirao, un cura, Gerardo Montenegro, y una laica, Fanny Ledesma, que articulaban una difusión desde distintos medios, formas y sin competencias.
Hoy podemos señalar que, la figura de Mama Antula, su nombre, está en los distintos ámbitos sociales, culturales, generando inquietudes y provocando el desafío de un “nuevo pentecostés antuliano”, para hablar de ella, en distintas lenguas, con nuevos lenguajes y narrativas diversas, ampliando horizontes y territorios, donde la unidad se sostiene en la diversidad.
Mama Antula, es del pueblo, del hombre sencillo, creyente, religioso; escapa a la expropiación, ella se emancipa de los poderes sociales, eclesiales y políticos; entre los innumerables, y “posibles dueños”, que intentan “expropiarla”, de igual manera como quisieron hacerlo con Jesús de Nazareth, “entronizarlo”; hoy también, desean hacerlo, con la primera santa argentina, colocarla en la “soledad de los templos”; pero ella, se escabulle entre las personas, pasando en el anonimato de los que viven la fe en medio del mundo, en la vida secular, y que la ven como modelo de bautizado.
El laicado tiene un modelo a seguir, nuestra querida Mama Antula, constituyéndose así, en un sujeto eclesial que reivindica su vocación y misión de laico, viviendo en el mundo como un cristiano que lleva la “buena noticia” a todos los desposeídos, los ninguneados, los marginados, descartados, los que ocupan los últimos lugares, y que renuevan su esperanza diaria, desde la fe en Jesús, que nos invita a vivir en su amor.
Rubén Oscar Valdez. Presidente de la Fundación Mama Antula.
La verdad de Dios genera en nosotros un estilo de vida nuevo, enfrentado al estilo de vida que brota de la mentira y el egoísmo.
Bendecir es aprender a vivir desde una actitud básica de amor a la vida y a las personas. El que bendice vacía su corazón de otras actitudes poco sanas como la agresividad, el miedo, la hostilidad o la indiferencia.
El cristiano está llamado también a vivir sanando esta cultura. No es lo mismo ganar dinero sin escrúpulo alguno que desempeñar honradamente un servicio público, ni es igual dar gritos a favor del terrorismo que defender los derechos de cada persona.
Una comunidad basada en la «amistad cristiana» enriquecería y transformaría hoy a la Iglesia de Jesús. La amistad promueve lo que nos une, no lo que nos diferencia. Entre amigos se cultiva la igualdad, la reciprocidad y el apoyo mutuo.
Jesús no impone nada. No fuerza a nadie. Llama a cada uno «por su nombre». Para él no hay masas. Cada uno tiene nombre y rostro propios.
El «miedo» puede paralizar la evangelización y bloquear nuestras mejores energías. El miedo nos lleva a rechazar y condenar. Con miedo no es posible amar al mundo.
"...vengo a ustedes como un hermano que quiere hacerse siervo de su fe y de su alegría, caminando con ustedes por el camino del amor de Dios, que nos quiere a todos unidos en una única familia".
El cristiano está llamado también a vivir sanando esta cultura. No es lo mismo ganar dinero sin escrúpulo alguno que desempeñar honradamente un servicio público, ni es igual dar gritos a favor del terrorismo que defender los derechos de cada persona.
Sólo un amor comprometido como fuerza lógica y mancomunada puede contrarrestar la sin-razón de un proyecto odio-violencia.
Bendecir es aprender a vivir desde una actitud básica de amor a la vida y a las personas. El que bendice vacía su corazón de otras actitudes poco sanas como la agresividad, el miedo, la hostilidad o la indiferencia.
La verdad de Dios genera en nosotros un estilo de vida nuevo, enfrentado al estilo de vida que brota de la mentira y el egoísmo.