
Jesús nos involucra a cada uno, nos implica en su historia y su anuncio feliz
¡Que necesario es narrar la propia experiencia de Dios! Lo que Jesús hizo en mi historia, y en la de los demás. ¡Somos sus testigos!
¡Que necesario es narrar la propia experiencia de Dios! Lo que Jesús hizo en mi historia, y en la de los demás. ¡Somos sus testigos!
Dios está a nuestro lado siempre e irrenunciablemente, su presencia cercana, amiga, peregrina, en nosotros provoca alegría y genera conversión.
"...vengo a ustedes como un hermano que quiere hacerse siervo de su fe y de su alegría, caminando con ustedes por el camino del amor de Dios, que nos quiere a todos unidos en una única familia".
El cristiano está llamado también a vivir sanando esta cultura. No es lo mismo ganar dinero sin escrúpulo alguno que desempeñar honradamente un servicio público, ni es igual dar gritos a favor del terrorismo que defender los derechos de cada persona.
Sólo un amor comprometido como fuerza lógica y mancomunada puede contrarrestar la sin-razón de un proyecto odio-violencia.
Bendecir es aprender a vivir desde una actitud básica de amor a la vida y a las personas. El que bendice vacía su corazón de otras actitudes poco sanas como la agresividad, el miedo, la hostilidad o la indiferencia.
La verdad de Dios genera en nosotros un estilo de vida nuevo, enfrentado al estilo de vida que brota de la mentira y el egoísmo.