
Las flores de Lapacho comienzan a cubrir las calles
En nuestra región se ha hecho muy común la forestación de Lapacho Rosado en las veredas y caminos, dando como resultado un colorido paisaje todos los meses de septiembre y octubre. También pueden verse de flores amarillas y violaceas, anunciando la llegada de la estación cálida
Mundo - Latinoamerica14/10/2020 Jorge Mezza
Antes de que broten sus hojas, el Lapacho (Handroanthus) ofrece un espectáculo visual cada vez más común en la región oeste de la provincia de Santa Fe producto de las campañas de forestación de esta especie en las zonas urbanas. Existen de diversos colores, como el amarillo, blanco y violeta, pero el de flores rosadas es el más recurrente, comenzando la floración los primeros días del mes de septiembre y perdurando incluso hasta noviembre.
El Lapacho es un árbol originario de América y por eso se adapta tan bien a nuestro suelo; el de flores rosadas es típico de Argentina y existen variaciones que dan flores blancas y violetas, mientras que el amarillo proviene del Brasil. Su madera es extremadamente dura y difícil de trabajar, siendo utilizada en estructuras expuestas a la intemperie debido a su impermeabilidad. Además posee propiedades medicinales, siendo utilizada su corteza para tratar los cálculos renales y biliares. De sus hojas se extrae una sustancia cicatrizante conocida como Lapachol, recomendada para curar quemaduras y todo tipo de heridas rápidamente.
Las flores del Lapacho no solo ofrecen un gran espectáculo visual en el cielo sino también en el suelo, dejando una vistosa alfombra que al ir acumulándose puede generar algunos problemas en las ciudades ya que al descomponerse se convierte en un manto obscuro y resbaloso. A pesar de encontrarse en peligro de extinción debido al desmonte de la agricultura, muchas poblaciones de nuestra región han decidido plantar estos ejemplares en las calles y sus accesos, dando al visitante una colorida bienvenida de primavera.


La CELAC y su espíritu de fraternidad política entre los pueblos
El diálogo y la concertación para el desarrollo y bienestar de los pueblos.

"Un rostro que se desdibuja, pero que es signo de la gracia de Dios, en una comunidad que reza el rosario"

Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe: Conclusiones.

“Aspiramos a tener una plena y amplia participación de todo el pueblo de Dios que peregrina en América Latina y el Caribe, para que esta Asamblea sea una verdadera celebración de nuestra identidad eclesial al servicio de la vida”. Mauricio López, Coordinador del Comité de Escucha.

TODOS laicos, hombres y mujeres, religiosas, religiosos, diáconos, sacerdotes, obispos y cardenales, hemos sido llamados desde la V Conferencia General de Aparecida a ser DISCÍPULOS MISIONEROS alentados por el Papa Francisco a ser una Iglesia en SALIDA para encontrar la vida plena en nuestro Señor Jesucristo.

El cristiano está llamado hoy a vivir su fe en actitud de búsqueda responsable y compartida.
El cristiano está llamado también a vivir sanando esta cultura. No es lo mismo ganar dinero sin escrúpulo alguno que desempeñar honradamente un servicio público, ni es igual dar gritos a favor del terrorismo que defender los derechos de cada persona.

Este año 2025 es extraño. Retrotrae anhelos de pueblo igualitario y fraterno.
Sólo un amor comprometido como fuerza lógica y mancomunada puede contrarrestar la sin-razón de un proyecto odio-violencia.

Los seguidores de Jesús somos portadores y testigos de la bendición de Jesús al mundo.
Bendecir es aprender a vivir desde una actitud básica de amor a la vida y a las personas. El que bendice vacía su corazón de otras actitudes poco sanas como la agresividad, el miedo, la hostilidad o la indiferencia.

La vida nueva en el Espíritu no significa únicamente vida interior de piedad y oración.
La verdad de Dios genera en nosotros un estilo de vida nuevo, enfrentado al estilo de vida que brota de la mentira y el egoísmo.

Dios es un misterio de comunión y de amor.
El misterio de Dios consiste, pues, en dar y también en recibir amor. En Dios, dejarse amar no es menos que amar. ¡Recibir amor es también divino!