
"...vengo a ustedes como un hermano que quiere hacerse siervo de su fe y de su alegría, caminando con ustedes por el camino del amor de Dios, que nos quiere a todos unidos en una única familia".
Los sacerdotes que ya celebran según el Missale Romanum de 1962 deben solicitar al Obispo diocesano la autorización para seguir disfrutando de esta facultad.
Mundo - Vaticano16/07/2021 Magis Comunicación
Con la firma de la Carta Apostólica en forma motu proprio “TRADITIONIS CUSTODES”, nuestro Papa Francisco pone fin al Summorum Pontificum, y decreta que solo haya una “Lex Orandi del Rito Romano”.
Esta determinación, deja de lado el derecho de sacerdotes y fieles, para celebrar con el Misal Romano de 1962 (pre-conciliar), y otorgando a los obispos diocesanos a disponer según criterio pastoral, consultando a la Sede Apostólica antes de conceder esta autorización. En Art 2. Se señala que: “Corresponde al obispo diocesano, como moderador, promotor y guardián de toda la vida litúrgica de la Iglesia particular que le ha sido confiada, regular las celebraciones litúrgicas de su diócesis, por lo que es de su exclusiva competencia autorizar el uso del Misal Romano de 1962 en su diócesis, según las directrices de la Sede Apostólica”.
El Papa Francisco ha acompañado la «Carta apostólica» con una dirigida a los obispos que inciden en los mismos aspectos.
La firme disposición de Francisco, supone un cambio, superando excepcionalidades, y promoviendo la unidad; “Quedan derogadas las normas, instrucciones, permisos y costumbres anteriores que no se ajusten a las disposiciones del presente Motu Proprio, dispone en el Art. 8”.
Queda una tarea pastoral ineludible para los obispos diocesanos, la atención y el acompañamiento a los fieles y sacerdotes que tenían autorización para celebración de misas tridentinas; una «forma extraordinaria» que hoy ha dejado de existir.

"...vengo a ustedes como un hermano que quiere hacerse siervo de su fe y de su alegría, caminando con ustedes por el camino del amor de Dios, que nos quiere a todos unidos en una única familia".

Actualizaste y tradujiste el Evangelio de nuestro Señor al lenguaje de los nuevos tiempos.

Es esta alegría la que debe caracterizar nuestro modo de proceder para que sea eclesial, inculturado, pobre, servicial, libre de toda ambición mundana".

Hay lugar cierto para el amor político. Hombres y mujeres que hacen propia la fragilidad de los demás, que no dejan que se erija una sociedad de exclusión, sino que levantan y rehabilitan al caído para que el bien sea común.

“albergar esperanza” connota el gesto conjunto y solidario de “apertrecharse” en los desafíos del actual Santiago. Unirse bajo amenaza y con claridad de objetivo.

La Iglesia Primada de la Argentina celebra por el cardenal Mons. Vicente Bokalic Iglic,

...nada hay más urgente y decisivo para los cristianos que poner a Jesús en el centro del cristianismo, es decir, en el centro de nuestras comunidades y nuestros corazones.

Para vivir de manera agradecida es necesario reconocer la vida como buena; mirar el mundo con amor y simpatía; limpiar la mirada cargada de negativismo, pesimismo o indiferencia para apreciar lo que hay de bueno, hermoso y admirable en las personas y en las cosas.

"La familia es el primer espacio de contención, de escucha, de ternura. Es allí donde aprendemos a compartir, a cuidar, a resistir juntos",

Los pobres no están abandonados a su suerte. Dios no es sordo a sus gritos. Está permitida la esperanza. Su intervención final es segura.

...cuando se vean rechazados por la sociedad, sapan que Dios los acoge; cuando nadie les perdone su indignidad, sientan el perdón inagotable de Dios. No lo merecen. No lo merecemos nadie. Pero Dios es así: amor y perdón.