
Conjugar: servicio y retiro, misión y oración, acción y enseñanza.
Nuestra misión es dar fruto, pero ese fruto no se logra sino permaneciendo en Él, estando con él, en su amor.
Nuestra misión es dar fruto, pero ese fruto no se logra sino permaneciendo en Él, estando con él, en su amor.
Porque siempre aparecerán en la misión los vendavales de las fuerzas enemigas que se oponen a la buena noticia de Jesús (“silencio, cierra la boca”, dice Él). A todas y a todos esta pandemia nos está haciendo remar más de lo impensado.
Jesús sigue asistiendo a su Iglesia, a cada una de sus discípulas y discípulos, asistiéndolos con el Espíritu para continuar su misión.
¡Es increíble! Las ovejas -¡vos y yo!-, nosotros, valemos la iniciativa amorosa del Padre, de enviarnos a Jesús, nuestro buen Pastor, quien llega al cúlmen del amor entregando su vida por nosotros.
La fe, cuyo centro es la Pascua, es la que nos hace reconocer la acción sorprendente de Dios en nuestras historias.
El riesgo está en que las sociedades queden entrampadas en un mesiánico debate exclusivo del campo religioso, desechando el campo político, es decir dejando de un lado las luchas por las conquistas de los derechos políticos, económicos y culturales.
Según Jesús, solo hay una manera de «ser humano»... ven al necesitado...como el samaritano, que camina por la vida con los ojos y el corazón bien abiertos para detenerse ante quien puede necesitar su ayuda.
Las vacaciones se convierten en gracia. Tal vez una de las mayores gracias que podemos recibir en medio de nuestra vida tan agitada y nerviosa.
...solo la podemos rezar si vivimos con su Espíritu.
El ser humano no es solo un animal hambriento de placer y bienestar. Está hecho también para cultivar el espíritu, conocer la amistad, experimentar el misterio de lo trascendente, agradecer la vida, vivir la solidaridad.